El método aleatorio
En la evolución de las especies es admisible siempre y cuando las mutaciones aleatorias se den o se consientan o se generen dentro de procesos y mecanismos concretos pero de forma controlada, es decir, la naturaleza está ampliando la esfera de posibilidades pero sin afectar a aquellas funciones que requieren cierta uniformidad y coherencia.
La existencia en la evolución de las especies de mutaciones aleatorias no controladas mínimamente en el genoma por la propia naturaleza nos debería llevar a la existencia en la naturaleza de arañas con 4, 6 o más de 8 patas pero con todas las demás características de las arañas; además, deberían de nacer de forma más o menos continua en el tiempo; debería ser normal encontrar animales de la misma especie con diferente número de patas y humanos con 3 brazos, etc. La genética moderna sí está consiguiendo este tipo de mutaciones en animales inferiores.
La coherencia de las modificaciones ha de cumplirse también respecto a la información genética que pueda transmitir el otro progenitor. La diferenciación sexual supone (aparte de otras múltiples consideraciones) y particularmente el método VIG, por su propia definición, un instrumento para conseguir la uniformidad y coherencia necesarias entre las dos fuentes de información genética y el observable isomorfismo en la evolución de las especies, especialmente de las más complejas como sería el caso ya citado del genoma humano.
- El Salto evolutivo como origen de las especies
Un aspecto relacionado con la coherencia es la necesidad de saltos evolutivos, en definitiva, el nacimiento u origen de las especies. Lo que necesariamente implicará un cambio de lo que hemos denominado código estructural del genotipo. Dicho de otra forma, de alguna forma hemos de justificar la existencia del genoma humano.
Cuando un sistema biológico o no biológico evoluciona, se complica y, al mismo tiempo, ciertos caracteres conforman su estructura, dependiendo de ella el funcionamiento de otros muchos; con el tiempo esta estructura del genotipo se va quedando antigua y llega un momento que es necesario cambiar algunos elementos de la estructura para permitir la simplificación de procesos complicados y aumentar el potencial evolutivo.
Por tratarse de una función nueva, no se podrá asociar la condición de verificación en la evolución de las especies; o bien se habrá comprobado por simulación o se asociarán otras condiciones de control para el caso de error, como incorporar esta modificación a una proporción determinada de la descendencia.
La rápida evolución de las especies que seguirá a un cambio estructural producirá caracteres relacionados y dependientes de las nuevas funciones; por ejemplo, la necesidad de una determinada proteína. Si por efecto de la combinación de genes, un nuevo ser no adquiere esta nueva función, no sobrevivirá, ya que los caracteres dependientes quedaran bloqueados en el fenotipo.
De esta forma comenzará el distanciamiento de la nueva especie, ésta será compatible con la inicial durante un determinado período de tiempo pero la evolución acabará por hacerlas incompatibles a efectos reproductivos y provocará su separación total, en otras palabras, ésta será las forma origen de las especies en la mayoría de los casos.
Las enfermedades muy raras, por presentarse en un caso de cada 10.000 o de cada 100.000, podrían responder perfectamente a esta argumentación, pues normalmente se deben a la falta de una proteína en el fenotipo u organismo por haberse juntado dos genes muy arcaicos; estos genes son reminiscencias del pasado porque todos los individuos que tengan la nueva estructura y en los que se han juntado estos genes de los dos progenitores no han sido viables.