Un aspecto relacionado con la coherencia es la necesidad de saltos evolutivos, en definitiva, el nacimiento u origen de las especies. Lo que necesariamente implicará un cambio de lo que hemos denominado código estructural del genotipo. Dicho de otra forma, de alguna forma hemos de justificar la existencia del genoma humano.
Cuando un sistema biológico o no biológico evoluciona, se complica y, al mismo tiempo, ciertos caracteres conforman su estructura, dependiendo de ella el funcionamiento de otros muchos; con el tiempo esta estructura del genotipo se va quedando antigua y llega un momento que es necesario cambiar algunos elementos de la estructura para permitir la simplificación de procesos complicados y aumentar el potencial evolutivo.
Por tratarse de una función nueva, no se podrá asociar la condición de verificación en la evolución de las especies; o bien se habrá comprobado por simulación o se asociarán otras condiciones de control para el caso de error, como incorporar esta modificación a una proporción determinada de la descendencia.
La rápida evolución de las especies que seguirá a un cambio estructural producirá caracteres relacionados y dependientes de las nuevas funciones; por ejemplo, la necesidad de una determinada proteína. Si por efecto de la combinación de genes, un nuevo ser no adquiere esta nueva función, no sobrevivirá, ya que los caracteres dependientes quedaran bloqueados en el fenotipo.
De esta forma comenzará el distanciamiento de la nueva especie, ésta será compatible con la inicial durante un determinado período de tiempo pero la evolución acabará por hacerlas incompatibles a efectos reproductivos y provocará su separación total, en otras palabras, ésta será las forma origen de las especies en la mayoría de los casos.