Maltrato
Se considera que la familia es el lugar donde el ser humano se desarrolla biológica y psíquicamente, construye su identidad; es ámbito de contención afectiva, de aprendizaje de conductas, de transmisión de valores. La violencia es una desviación social familiar.
Un grupo familiar cuyo modo de resolución de conflictos es violento, será un modelo para los hijos testigos de esa violencia, que repetirán las mismas conductas cuando formen sus propias parejas, constituyéndose esa situación en un factor de riesgo, además de ser un daño en sí mismo para los miembros más débiles de la familia (mujer y niños).
Cada familia tiene su propia organización interna, determinadas características de la organización posibilitan la aparición de fenómenos violentos:
_ Una organización jerárquica fija e inamovible basada en desigualdades naturales.
_ La distribución desigual de poder.
_ Interacción rígida.
_ Fuerte adhesión a los modelos dominantes de género.
_ Consenso social con respecto al abuso ejercido dentro del ámbito privado familiar, lo que legitima al agresor y deja indefensa a la víctima.
Características de los actores de la violencia.
En toda situación de violencia aparecen dos actores: una víctima y un victimario. Ambos forman parte del sistema familiar, con subsistencias del mismo. Se conectan interrelacionando su fuerza y sus debilidades personales; convergen y contribuyen a situaciones que tienen la particularidad de potenciar violencia, es decir, de convertirse en actos violentos.
La víctima puede ser descripta como una persona vulnerable, pasiva, complaciente, dependiente, a la cual le cuesta escapar de la dura situación abusiva. Por lo general están física o emocionalmente incapacitados para denunciar la situación en la que se encuentran.
Diversos factores pueden influir en esto: el miedo, la vergüenza, etc., manifiestan baja autoestima, depresión y el miedo a no ser queridos, el sentirse culpable de generar la situación en que se hallan.
El victimario es frecuentemente un miembro de la familia. Diversos estudios sobre los victimarios permiten caracterizarlos como poseedores de baja autoestima; tiene temperamentos explosivos.
Starr describe a las personas capaces de ejercer violencia " como de personalidad posesiva, con dificultad para comprender situaciones y enfrentarlas e incapaces de exteriorizar sus culpas."
Wolf y Pillemer en un estudio reciente muestran que la víctima y el victimario están unidos uno al otro por una larga y compleja relación de demandas y necesidades recíprocas. Esta dependencia puede generar hostilidad, frustración y maltrato.